jueves, 29 de enero de 2015

CD 123 – Literatura Infantil y Radio: Piedra Libre para las Dos


Reflexiones Acerca de la Literatura Infantil

y La Formación de Maestros

Por Ana María Gianotti *

La Literatura dedicada a los niños y jóvenes, o sea lo que conocemos como Literatura Infanto-Juvenil, desde sus comienzos, fue considerada una Cenicienta de la Literatura o una subliteratura. Cabría preguntarse el por qué y nos remontaríamos a distintas razones. Algunas de estas razones están enlazadas con lo histórico ya que las primeras obras publicadas de Literatura Infantil -que se difundieron por Europa y luego en el Nuevo Mundo- tuvieron un matiz didáctico porque con las historias contadas se pretendía enseñar cuál era el camino que debían seguir los jóvenes en la vida. Y así nacieron las obras de Perrault, allá por el siglo XVII destinadas a educar a los niños y jóvenes, por ejemplo: “La Caperucita Encarnada”,  “Cenicienta”, “La Bella Durmiente”.

Este nacimiento anclado en lo didáctico quizá llevó a ese sentido peyorativo que todavía persiste en algunos ámbitos cuando se habla de Literatura Infantil o Juvenil. 

Lo que sí nos interesa subrayar es que hoy, consideramos a la Literatura Infanto-Juvenil no subsidiaria de la Literatura sino simplemente Literatura porque es un hecho creativo, una expresión estética y como tal promueve el libre pensamiento y nos deja con más preguntas que respuestas. Por ello me apropio de los enunciados de Cabal en su obra “Mujercitas eran las de antes” cuando dice: “La verdadera literatura, incluyendo la que elige al chico como su mejor interlocutor, huye de los caminos transitados, de los refugios protectores… La verdadera literatura gusta perderse, con los ojos abiertos y en completa soledad, por bosques profundos y tenebrosos. Y no teme encontrarse ni con lo maravilloso ni con lo abominable. Porque la literatura, la verdadera, es siempre un salto al vacío. Y esto ocurre cada vez: se trate de un general perdido en su laberinto, de una tortuga enamorada que vive en Pehuajó, de los sueños de un viejo sapo, de un monigote en la arena”. Si interpretamos la cita anterior: es tan Literatura la producida por García Márquez como la escrita por María Elena Walsh, Javier Villafañe o Laura Devetach.

Aquí conviene recordar algunos conceptos de Umberto Eco: toda obra de arte es un objeto producida por un autor que organiza una trama de efectos comunicativos pero deja posibilidades de ser interpretada de distintas maneras por la riqueza polisémica de la misma. Entonces esta Literatura llamada Infantil o Juvenil cuando se erige como obra de arte, es, simplemente, sin ser menor por estar destinada a niños y jóvenes.

*  Ana María Gianotti. “Reflexiones acerca de la literatura infantil y la formación de maestros”, Universidad Nacional de Río Cuarto.


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