Donde Habita el Recuerdo
El momento de mayor cercanía entre Cernuda y Alberti se dio durante los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil. Con la redacción en 1930 de Sermones y moradas, Alberti había hecho pública su fe revolucionaria y su adhesión al PC. Aunque más precavido, Cernuda también pasó por un proceso de radicalización política que quedó reflejado en el trabajo que llevó a cabo, a partir de 1931, para las Misiones Pedagógicas del Gobierno Republicano y en su decisión de colaborar en la revista Octubre, publicación revolucionaria lanzada por Alberti en 1933. No parece que Cernuda ingresara nunca en el PC, ni que tuviera idea de lo que el comunismo implicaba en términos de organización política, económica y social. Pero durante 1933-1936 firma varias cartas públicas de protesta promovidas por Alberti y participa en actos políticos.
Al principio de la Guerra, Cernuda y Alberti coincidieron en la sede de la Alianza de Escritores y Artistas Antifascistas de Madrid. En el otoño del 36, como miliciano del Batallón Alpino, le tocó al “camarada Cernuda” (así reza el reportaje periodístico) dar la bienvenida al “poeta Alberti” en un acto cultural. Pero sus caminos pronto se separaron. A principios del 37 Cernuda dio por terminada su carrera como soldado y se puso a escribir poemas que evidenciaron la distancia que ahora lo separaba de las consignas de la causa revolucionaria.
No es imposible que las implicaciones políticas de estos poemas hayan desconcertado a Alberti, disciplinado hombre de partido; pero su sensibilidad poética no lo había abandonado. En 1943, exiliado en Buenos Aires, gestionó una edición pirata de Las nubes, donde Cernuda había dado a conocer estos versos de guerra. Cernuda protestó pero esta reedición del libro, encabezada por un poema del propio Alberti, constituyó un acto de generosidad que ayudó a difundir la obra del sevillano entre el público hispanoamericano.
Aunque en sus Estudios sobre poesía española contemporánea, Cernuda no se expresaría muy favorablemente acerca de la poesía de Alberti, seguía representando un amigo a quien respetaba. Como prueba ofrezco una carta inédita enviada a Alberti en febrero de 1951 con el fin de pedirle un favor muy sencillo a Alberti. La traducción que hiciera Salvador de Madariaga del Hamlet de Shakespeare se publicó en Buenos Aires, en 1949, y la de Troilo y Crésida, de Cernuda, en Madrid, en la editorial Ínsula, en 1953. Finalmente, mi agradecimiento a Luis García Montero por su amable envío de una fotocopia del original, que se conserva entre los papeles de Rafael Alberti.
17 de febrero de 1951
Querido Rafael: hace algún tiempo escribí a la Editorial Losada, preguntándoles si tenían interés en considerar la publicación de mi traducción de la tragedia Troilo y Crésida, de Shakespeare. No me han respondido. Puesto que tú, según creo, tienes relación con ellos, no sé si querrías intervenir, haciéndoles ver esto que yo mismo no puedo decirles: que es la primera vez que, en esta traducción, se ofrece a Shakespeare en español con fidelidad y decoro.
La Editorial Sudamericana, a la que escribí también, pensando que, por haber publicado Hamlet, en traducción de Madariaga (una traducción ridícula), pudieran tener interés en Troilo y Crésida, no me ha respondido tampoco.
Troilo y Crésida está traducido en verso y prosa, según el texto inglés; el verso sin rima por lo general, y usando asonancia en las ocasiones en que el original usa consonancia. Es una de las obras menos conocidas de Shakespeare, pero muy hermosa, y estimada así por los entendidos.
Te abraza
Luis Cernuda
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