miércoles, 12 de abril de 2017

CD 176 – Isaac Newton: “A Hombros de Gigantes”


Acerca de su vida...

El 5 de febrero de 1676 Isaac Newton escribió una carta a su más acérrimo rival, Robert Hooke, que contenía la frase  “Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes". Presentada a menudo como un homenaje a los descubrimientos científicos de sus predecesores Galileo, Copérnico y Kepler, esta frase se ha convertido en una de las más citadas de la historia de la ciencia. En efecto, Newton reconoció las contribuciones de aquellos hombres, algunas veces en público otras veces en escritos privados. Pero en su carta a Hooke, Newton se refería a las teorías ópticas -especialmente al estudio de los fenómenos de las láminas finas- a los que Hooke y Descartes habían aportado importantes contribuciones.

Isaac Newton era considerado el padre del estudio del cálculo infinitesimal, la mecánica y el movimiento planetario, y de la teoría de la luz y el color, pero se aseguró un lugar en la historia al formular la fuerza de la gravitación universal y escribir las ecuaciones de las leyes del movimiento y de la atracción en su obra cumbre Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, conocida generalmente como Los Principia. En este libro convergen las contribuciones científicas de Copérnico, Galileo y Kepler, entre otros, en una gran sinfonía dinámica. Los Principia, el primer libro de física teórica del mundo es unánimemente considerado como la obra más importante de la historia de la ciencia y el fundamento científico del mundo moderno.

Newton escribió los tres libros que forman parte de Los Principia en tan solo 18 meses y sorprendentemente entre graves crisis emocionales como las debidas a su competición con Hooke.  Su rencor llegó a tales extremos que suprimió del libro todas las referencias a Hooke aunque no podemos descartar que el mismo sentimiento hacia su colega hubiera sido una de las fuentes de inspiración de Los Principia.

Datos interesantes...

Isaac Newton nació el día de la Navidad de 1642 (según el calendario juliano usado por entonces en Inglaterra, que viene siendo el 4 de enero de 1643 con respecto a nuestro calendario gregoriano) el mismo año de la muerte de Galileo; en la ciudad inglesa de Woolsthorpe en el Lincolnshire. Su madre no tenía muchas esperanzas que sobreviviera ya que nació muy prematuro. 

El padre biológico de Newton (también llamado Isaac) falleció tres meses antes de su nacimiento y su madre Hannah Ayscough se volvió a casar, ahora con Barnabas Smith un rico clérigo de North Witham. Pero en la nueva familia el pequeño Isaac no tenía espacio,  así que lo enviaron al cuidado de su abuela Mergery Ayscough.  El sentimiento de este abandono junto con la tragedia de no haber conocido a su padre persiguió a Newton el resto de su vida, despreciaba a su padrastro; en su diario y en anotaciones de 1662 Newton examinando sus pecados recordó "haber amenazado a mi padre y mi madre Smith con quemarles a ellos y a su casa".

Toda su vida Newton tuvo violentas explosiones de rencor no solamente contra supuestos enemigos sino también contra amigos y familiares pero simultáneamente manifestó tempranamente el tipo de aptitudes que definirían los grandes éxitos de su vida interesándose en modelos mecánicos y en dibujos arquitectónicos, construyendo relojes mecánicos, cometas llameantes, relojes de sol, molinos en miniatura (movidos por ratoncitos) además de dibujar detallados esbozos de animales y barcos.

A los 5 años asistió a la escuela Skillington y Stoke pero fue considerado uno de los peores estudiantes siendo calificado en los informes de sus maestros como "distraído" y "vago". A pesar de su curiosidad y su demostrada pasión por aprender no consiguió aplicarse en las tareas escolares.

Cuando el joven Issac Newton tuvo 10 años, Barnabas Smith murió y Hannah heredó una considerable suma, Isaac y su abuela empezaron a vivir con Hannah, un hermanastro y dos hermanastras. Como el rendimiento de Newton en la escuela era tan precario, Hannah decidió que sería mejor que trabajara en la granja y lo sacó de la escuela gratuita de gramática de Grantham. Desafortunadamente para ella Isaac tenía menos aptitudes para llevar la propiedad de la familia que el que tenía por los deberes escolares. El hermano de Hannah, William, decidió que sería mejor para la familia que el distraído Isaac volviera a la escuela para terminar su educación.

Newton regresó a las labores estudiantiles pero esta vez vivió con el director de la escuela libre de gramática Jhon Stokens cosa que supuso un cambio de rumbo en su educación. Se dice que de alguna manera un golpe en la cabeza que le propinó un matón del patio le iluminó y le permitió corregir el rumbo negativo de sus perspectivas escolares mostrando ahora aptitudes intelectuales y curiosidad. Entonces Newton empezó a prepararse para continuar sus estudios en una universidad, la Trinity College.

En Trinity, Newton recibía una ayuda para pagar el coste de su educación a cambio de hacer diversos trabajos como servir mesas y limpiar habitaciones para la facultad pero en 1664 fue admitido como becario lo que le garantizó apoyo económico y le permitió liberarse de las tareas domésticas. Cuando la universidad cerró sus aulas a causa de una epidemia de fiebre bubónica en 1665, Newton se retiró al Lincolnshire y , en los 18 meses que pasó en casa a causa de la epidemia, se dedicó por su cuenta a la mecánica y las matemáticas, y empezó a concentrarse en óptica y gravitación. Ese "annus mirabilis" (año milagroso) como Newton lo llamó fue uno de los períodos más productivos y fértiles de su vida, pues es en ese período en que -cuenta la leyenda-  le cayó una manzana sobre su cabeza despertándole de una siesta bajo un árbol y animándole a definir las leyes de la gravitación. Fue el mismo Newton el que escribió que la caída de una manzana había "ocasionado" su irrupción en el estudio de la gravitación y se cree que fue entonces cuando realizó todos sus experimentos con péndulos "Estaba en la flor de mi vida de investigador (recordó Newton, años después) y las matemáticas y la filosofía me apasionaban como nunca lo han hecho desde entonces"

Un acontecimiento en Cambridge ejerció una profunda influencia sobre el futuro de Newton: la llegada de Isaac Barrow, que había sido nombrado profesor lucasiano de matemáticas. Barrow reconoció las extraordinarias aptitudes matemáticas de Newton y cuando dimitió de su cátedra en 1669 para dedicarse a la teología recomendó como sucesor en la cátedra al joven Newton de 27 años.

Al inicio en su cargo como profesor lucasiano de matemáticas, Newton había hecho grandes progresos en sus estudios de matemáticas puras, pero compartía su trabajo con muy pocos colegas. Ya en 1666 había descubierto métodos generales de resolver problemas de curvatura, lo que él denominó Teorías de fluxiones y fluxiones inversas.                            

Este descubrimiento provocó una agria disputa con los partidarios del matemático y filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz, que más de una década después publicó sus descubrimientos de cálculo diferencial e integral. Ambos llegaron más o menos a los mismos resultados matemáticos pero Leibniz publicó su trabajos antes que Newton así que los partidarios Newtonianos acusaban a Leibniz de haber visto los manuscritos del profesor lucasiano unos años antes y el apasionado debate entre ambas partes no concluyó hasta la muerte de Leibniz en 1716. Las acusaciones de plagio, amargaron y empobrecieron a Leibniz (los investigadores modernos creen que ambos llegaron al mismo resultado por caminos diferentes y la discusión carecía de sentido).

Hacía 1666 Newton ya había empezado a proponer teorías del movimiento pero todavía no era capaz de explicar adecuadamente la mecánica del movimiento circular. Aun así, Newton se propuso descubrir la causa de que las órbitas de los planetas en su movimiento alrededor del Sol fuera elípticas (Kepler quien formuló sus tres ecuaciones que describían con precisión el movimiento de los planetas alrededor del sol no pudo explicar la razón de sus órbitas a lo que dijo que estaban relacionados magnéticamente). Aplicando su propia ley de la fuerza centríNewton fuga a la tercera ley de Kepler del movimiento planetario (ley de las armonías) dedujo entonces la ley del inverso de los cuadrados que establece que la fuerza de gravedad entre dos objetos cualesquiera es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre sus centros. reconocía así que la gravitación es universal, que una sola fuerza -la misma que hace que una manzana caiga al suelo- es la misma que hace que la Luna gire alrededor de la Tierra.

A comienzos de la década de 1670 las discusiones mantenidas en los cafés de Londres y otros cenáculos intelectuales sostenían que la gravedad emanaba del Sol en todas direcciones y disminuía con un ritmo inverso al cuadrado de la distancia diluyéndose más y más a medida que aumentaba la superficie de la esfera. Robert Hooke declaró que había deducido la ley de Kepler de las elipses a partir de la idea de que la gravedad era una fuerza de emanación pero que no develaría su deducción a Halley ni a Wren (Hooke, Halley y Halley eran miembros de la Royal Society en donde Christopher Wren era el célebre arquitecto de la catedral de San Pablo en Londres) hasta que estuviera a punto de hacerla pública. Furioso Halley fue a Cambridge y le contó a Newton las pretensiones de Hooke y le planteó el siguiente problema: ¿Cuál sería la forma de la órbita de un planeta alrededor del Sol si éste fuera atraído hacia aquel por una fuerza inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que separa sus centros? y respondiendo inmediatamente la respuesta de Newton fue categórica y asombrosa: Sería una elipse; dijo casi sin inmutarse y añadió que había resuelto ese problema 4 años atrás pero que la demostración la había extraviado en algún rincón de su despacho.

A petición de Halley, Newton pasó trabajando tres meses rehaciendo y mejorando la demostración de ese problema, y durante los 18 meses en que escribió su obra cumbre solía absorberse tanto en su trabajo que olvidaba comer. Para Halley, el profesor lucasiano de matemáticas había triunfado donde todos los demás habían fracasado, así que financió personalmente la publicación de la voluminosa obra como una obra maestra y un regalo a la humanidad. Donde Galileo había demostrado que los objetos son estirados hacia el centro de la Tierra, Newton logró demostrar que esa misma fuerza de gravedad afectaba las órbitas de los planetas, la trayectoria de la Luna alrededor de la Tierra, la subida y bajada de las mareas en la Tierra, la caída de una manzana, entre otras.  

El Libro Primero de Los Principia abarcaba en su totalidad  las tres leyes de Newton del movimiento: 

1) Todo cuerpo sigue en su estado de reposo o de movimiento uniforme rectilíneo, a menos que sea obligado a cambiar dicho estado por fuerzas externas

2) El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza que actúa sobre el cuerpo y tiene lugar en la dirección en que se aplica la fuerza.

3) A cada fuerza de acción se le opone una reacción igual  a las acciones mutuas entre dos cuerpos, siempre son iguales y dirigidas en sentidos opuestos.

El Libro Segundo empezó como una prolongación del Libro Primero,  que no estaba incluido en el plan original de la obra, es esencialmente un tratado sobre la mecánica de fluidos y permitió a Newton exhibir su talento matemático. Hacia el final del libro, Newton concluyó que los vórtices invocados por Descartes para explicar los movimientos de los planetas no resisten un análisis detallado ya que los movimientos se pueden realizar en un espacio libre y sin vórtices “Porque así es" escribió Newton "Puede ser comprendido en el Libro Primero y lo trataré más detalladamente en el libro siguiente" concluyó.   

El Libro Tercero subtitulado “Sobre el sistema del mundo" Newton concluía que "hay una fuerza de gravitación que tiende hacia todos los cuerpos, proporcional a la cantidad de materia que contiene cada uno de ellos". 

Los Principia fueron celebrados con moderación al ser publicados en 1687 pero la primera edición solo constó de unos 500 ejemplares. Sin embargo, el némesis de Newton, Robert Hooke había amenazado con aguar la fiesta que Newton hubiera podido disfrutar. Cuando apareció El Libro Segundo, Hooke afirmó públicamente que las cartas que había escrito en 1679 habían proporcionado ideas científicas vitales para los descubrimientos de Newton. Sus pretensiones aunque dignas de atención, a Newton le parecieron abominables y fue entonces cuando juró retrasar o incluso abandonar la publicación de Libro Tercero. Al final cedió y lo publicó no sin antes eliminar cuidadosamente cualquier mención al nombre Hooke.

El libro más leído de Newton fue Opticks (del cual también retrasó su publicación) su importante estudio de la luz y el color. En 1693 sufrió otra crisis nerviosa y dejó de investigar y  de asistir a la Royal Society hasta la muerte de Hooke en 1703. Entonces fue elegido presidente y reelegido cada año hasta su propia muerte en 1727 

Newton empezó el siglo 17 ocupando el cargo oficial de Director de la Real Casa de la Moneda donde usando su experiencia en alquimia determinó métodos para establecer la integridad de la moneda inglesa. Como Presidente de la Royal Society continuó batallando con determinación contra sus supuestos enemigos, prolongando su eterna disputa en especial con Leibniz sobre su rivalidad acerca de quien había inventado el cálculo.

Fue nombrado Caballero por la Reina Ana en 1705 y vivió para la segunda y tercera edición de Los Principia.

Sir Isaac Newton falleció en marzo de 1727 tras accesos de inflamación pulmonar y gota. Tal como se lo propuso no tuvo rival en el campo de las ciencias exactas, tampoco se conoce oficialmente alguna relación sentimental con alguna mujer. 

El poeta Alexander Pope, contemporáneo de Newton expresó con gran elegancia el regalo del pensador a la humanidad: “La naturaleza y sus leyes yodan en la noche, Dios dijo: " ¡¡Sea Newton!!”  y todo se hizo luz.” 

Pese a sus mezquinas disputas y su innegable arrogancia hacia el ocaso de su vida Sir Isaac Newton fue considerablemente modesto al enjuiciar sus éxitos: “No sé qué pareceré al Mundo, pero tengo la impresión de haber sido tan solo como un niño jugando en la costa, divirtiéndome en buscar allí y allá un guijarro más liso o más hermoso que de ordinario mientras el gran océano de la verdad yace ante mí completamente por descubrirse”.


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Edición: Blanca Curia

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