lunes, 28 de febrero de 2022

CD 311 – Cuentos Surtidos (II)

Antonio Di Benedetto, Un Hombre de Silencios 

 

Por Alejandro Duchini  

 

“La de Antonio Di Benedetto (2-11-1922) es una figura única, en el sentido en el que se ubica en la literatura nacional. Es sabido ya que Saer señaló a “Zama” como una de las grandes obras de la literatura y decía que en ella el mendocino había elaborado una imagen exacta de América. No es un detalle, dice mucho que un gran escritor rescate a otro gran escritor. Sobre su obra literaria ha escrito Jimena Néspolo un ensayo en el que desgrana todas sus particularidades. En lo periodístico, el aporte fue en varios sentidos. Desde lo más práctico, como renovar el diario “Los Andes”, inspirándose en todas las innovaciones que veía en los diarios del exterior, que visitaba durante las muchas becas que le otorgaban en otros países, hasta lo más político, porque fue durante su gestión en el diario que se publicaron los nombres de personas detenidas por los organismos parapoliciales y donde se denunció el accionar de grupos como la Triple A o el Comando Anticomunista de Mendoza. Además, fue un inspirador para sus pares o para quienes recién ingresaban al oficio y lo veían como un modelo a seguir en la profesión”, me dice Natalia Gelos, autora de “Antonio Di Benedetto Periodista - Una historia que pone en tela de juicio el rol de la profesión”.

Publicó novelas y cuentos geniales: entre ellos, “Zama” y “Los suicidas”. Buscó en sus textos la innovación; y la encontró. Hay quienes lo comparan, por su calidad, con Julio Cortázar y Ernesto SabatoRicardo Piglia no le escatimó elogios. En lo periodístico, bien podría tener un lugar junto a otros dos grandes: Rodolfo Walsh y Haroldo Conti.

El 24 de marzo de 1976, cuando dirigía el diario “Los Andes”, fue secuestrado y torturado por la dictadura militar, que además lo sometió a simulacros de fusilamiento. Sus notas y denuncias lo colocaron en un papel opuesto al gobierno. “Nunca supe por qué me secuestraron”, repetía. Pero era consciente de que jugarse por una idea en aquella Argentina violenta lo dejaba expuesto.

“Si bien lo que le pasó a él, el exilio, sobrevivir a la tortura, perderlo todo, fue algo que también le ocurrió a miles de exiliados en esos años, quizá lo que más aflige de su situación particular al leer las cartas que le enviaba a sus conocidos, o al hablar con quienes lo conocieron, fue el derrumbe que él sufrió, y esa necesidad de entender qué había pasado, sin terminar de entenderlo del todo. Un desfasaje que se le volvió sombra… sí, eso es en particular lo que más me conmueve de su historia luego de que lo liberaran”, recuerda Gelos sobre aquel episodio.

Sería liberado en septiembre del año siguiente. Se exilió en Francia, primero, y España, después.

Últimos días
Volvió a la Argentina el 23 de marzo de 1984, cuenta Gelos. Murió dos años después en el Hospital Italiano, en Buenos Aires, ciudad en la que tenía un trabajo en la Casa de Mendoza. Hay un texto formidable sobre aquellos últimos días escrito por Liliana Valverde. En esas líneas -tituladas “Los últimos días de Antonio Di Benedetto”- se cita el recuerdo de uno de sus doctores, Carlos Becker, con quien en las visitas médicas hablaban de la vida y de la literatura. “Al verlo, se acomodó en la cama. Su pelo y barba blancos, ojos hundidos y el cuerpo un tanto deteriorado. Un hombre viejo –pensé-. Podía ser mi padre. Había angustia y mucha resignación en su mirada. Es cierto que algunos pacientes parecen tristes, pero ese hombre parecía vencido”, se lee. Y luego: “A la mañana siguiente fui a verlo, pero la cama estaba vacía y tendida cuidadosamente. La ficha, aún colgada a los pies de la cama, sólo agregaba la fecha y causa de la muerte: 10 de octubre de 1986. Derrame Cerebral”.

“En sus últimos días tenía una nueva compañera, digamos que contención afectiva no le faltaba, y trataba de ajustarse a su nueva realidad. Tenía reuniones con escritores, con amigos, y conservaba el humor que lo caracterizaba, muy filoso, muy irónico. Pero algo no funcionaba, era un mundo desarmónico, él se encargaba de decirlo. Él vivía en Buenos Aires y la ciudad, según algunos testimonios, no le era amable. En la última entrevista que le hace Jorge Urien Berri para “La Nación” se intuye eso, y también se intuye ese peso, esa angustia que nunca dejó de mencionar”, cuenta Gelos cuando le pregunto por aquellos tiempos finales.

Si a una persona, en este caso un escritor, se la conoce por sus textos, a Di Benedetto se lo puede además entender gracias a este gran trabajo publicado en 2011 por la editorial Capital Intelectual. Lo que se inició como una tesis se convirtió en un libro que repasa su vida a través de material de archivo y de conversaciones con gente que lo conoció.

“De su madre, Sara, había heredado el impulso narrativo. Ella le contaba historias”, lo recuerda en las primeras páginas. “De su padre, José, heredó una gran biblioteca”, sigue al citar a la investigadora Jimena Néspolo, quien sobre la figura paterna agrega que le quedó la “fascinación por la muerte”Néspolo también se acercó al mendocino: en 2004 publicó “Ejercicios de pudor, ensayo y biografía intelectual sobre Antonio Di Benedetto y su obra” (Adriana Hildalgo).

Acerca del porqué de la figura de Di Benedetto como objeto de su trabajo, Gelos cuenta que “empezó por un interés literario, luego fue creciendo el interés por toda la historia del autor, una figura con muchas preguntas abiertas, con muchos enigmas, y cuando tuve que pensar en una investigación para mi tesis de Maestría no lo dudé y fui directo a buscar en su perfil como periodista. Ahí fue cuando encontré varias sorpresas”.

Entre las muchas voces que cita, está la de la actriz Ana María Giunta, quien lo señala como alguien que “tenía siempre una infinita tristeza”.

“Como jefe era, digamos, complejo”, se suma Rodolfo Braceli, también mendocino, por lejos uno de los mejores entrevistadores argentinos. Braceli compartió con él la redacción del diario “Los Andes”, donde Di Benedetto fue director.

“Prefiero el silencio”
Profesión: sospechoso, se titula el capítulo en el que se describe el secuestro de Di Benedetto por parte de las fuerzas de la dictadura. Es imperdible. Tanto como el resto del libro. Que llega hasta estos tiempos, en los que cuenta sobre la reedición de su obra literaria, que fue llevada al cine. Juan Villegas lo hizo con “Los suicidas” Fernando Spiner con “Aballay”. Y hay, sobre el final, un dejo de nostalgia. Escribe Gelos“La que fue su última casa, diseñada por el arquitecto Luis Ricardo Casnati, fue derrumbada. Las herederas, Luci Di Benedetto y Luz Bono, debieron venderla y el Estado no hizo nada para rescatarla. Sólo quedan los planos que guardó Casnati, pero ya no hay paredes, ni dos plantas, ni estudio, ni terraza. En el lugar funciona una concesionaria de autos de lujo”. Unas líneas antes, Gelos describe su paso por el cementerio municipal de Las Heras, en Mendoza: “10-10-1986, se lee. Antonio Di Benedetto. Una cruz sencilla adorna el mármol. Hay un florero plateado, una flor ajada, vetusta, cubierta toda de un polvillo suave. El olvido es una flor reseca”.
En la tercera edición de los “Cuentos Completos” publicada por Adriana Hidalgo hay una autobiografía “escrita en 1968 por encargo para una publicación de Alemania Occidental”. En ese breve texto se describe: “He leído y he escrito. Más leo que escribo, como es natural, leo mejor que escribo”. También: “He trabajado, trabajo. Carezco de bienes materiales (excepto la vivienda que tendré)”“Un tiempo quise ser abogado y no me quedé en querer serlo, estudié mucho, aunque nunca lo suficiente. Después quise ser periodista. Conseguí ser periodista. Persevero”“Soy argentino, pero no he nacido en Buenos Aires”“Bailar no sé, nadar no sé, beber sí sé. Coche no tengo. Prefiero la noche. Prefiero el silencio”.
Cuando le pregunto sobre el Di Benedetto periodista y el otro, el escritor, Gelos contesta: “Él mismo con el tiempo se amigó con los límites borrosos entre una profesión y la otra. Hablaba de la realidad como barrera y decía que la literatura se diferenciaba además por la falta de un deadline, pero entendía que ambas profesiones se nutrían, eran simbióticas”. Y enseguida diferencia: “Quizá el Di Benedetto periodista era más formal y no experimentó todo el tiempo con sus trabajos, obligado por la formalidad de las secciones, por la urgencia, o el espacio, pero cuando lo hizo, dejó piezas que vale la pena leer”. 

(Fuente: https://www.lagacetasalta.com.ar/nota/64892/la-gaceta-literaria/30-anos-sin-di-benedetto.html) 



(Para cambiar de track presione >>)


 

Descargar 

Track 01: “Caballo en El Salitral”, de Antonio Di Benedetto – Narrador: Marco Antonio Caponi (15:53) 

(Fuente:  https://cuidatecultura.com.ar/index.php/2019/08/17/caballo-en-el-salitral-di-benedetto/ 

Track 02: “Bajo Cero”, de Damián Ríos – Narradora: Claudia Cantero (34:34)  

(Fuente: https://cuidatecultura.com.ar/index.php/2019/04/28/bajo-cero-de-damian-rios/) 

Track 03: “Diario de Un Explorador”, de Jorge Accame – Narrador: Capullo Medina (19:04) 

(Fuente: https://cuidatecultura.com.ar/index.php/2019/08/17/diario-de-un-explorador-de-jorge-accame/) 

Track 04: “El Cerebro Musical”, de César Aira – Narrador: Fernando Noy (50:53)   

(Fuente: https://cuidatecultura.com.ar/index.php/2019/08/17/el-cerebro-musical-cesar-aira/)    



No hay comentarios: