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miércoles, 28 de febrero de 2018
CD 197 – Con Voz Propia: Liliana Bodoc - La Alfarera de los Confines
"La escritura no tiene que ver con la inspiración; se busca y a veces se encuentra"
Natalia Blanc
“Este libro se gestó durante un viaje”, dice en la contratapa de Elisa. La rosa inesperada (Norma), la última novela de Liliana Bodoc. Es la primera vez que la escritora santafesina decide viajar para escribir. Es también la primera vez que se anima a exponer a los lectores la cocina de su trabajo. La bitácora de esa travesía por San Salvador de Jujuy, Tilcara y Santa Fe está disponible en la Web desde antes de que el libro tomara forma. Por entonces, ni siquiera había trama, personajes ni voces. Había escenarios, paisajes, sonidos, olores, ilusiones y dudas. Muchas ilusiones, muchas dudas.
En www.elviajedelilianabodoc.com.ar puede leerse el diario de aquel recorrido y también anotaciones de la autora. Son apuntes, poemas, correcciones, preguntas que dejan al descubierto el proceso de escritura. No todo eso figura en la edición impresa. Esas páginas en construcción complementan la historia de Elisa y otros personajes que aparecen en el libro. Una historia realista y dura con algunos toques mágicos, ambientada en una villa santafesina y en localidades jujeñas, que irrumpe en la obra de Bodoc en medio de su saga fantástica poblada de seres mitológicos y leyendas épicas.
La autora de La saga de los confines y Tiempo de dragones se desvía de ese camino transitado con gran reconocimiento para tomar un atajo arriesgado: en Elisa construye un retrato social de un sector de clase baja desesperanzado que no tiene más posibilidades que hundirse en la marginalidad o huir hacia adelante. Elisa, la joven protagonista, huye hacia adelante sin saber bien hacia dónde se dirige o con qué demonios (por tomar palabras de la escritora) puede cruzarse en la ruta.
"En este trabajo hay varias cosas que abordé por primera vez. En primer lugar, viajar para escribir. Luego, trabajar dialogando de manera virtual con una novela. Fue una idea anterior al libro que se le ocurrió a la editora de Norma, Laura Leibiker. Me pareció una propuesta interesante y genuina porque había un viaje real que podía documentar. Por eso, desde el aeropuerto mismo comencé a generar material", cuenta Bodoc, de visita en Buenos Aires para presentar la novela.
Ese material aparece en el diario digital con el título "Antes del viaje": allí hay un audio registrado antes del embarque y tres versiones de un poema que refleja el momento incierto de la partida. "Sobre un cable / tres pájaros conversan / de un asunto cualquiera / y yo / que estoy partiendo / del pasado al futuro / encuentro / en ese punto / el ancla/ del presente", escribió Bodoc en uno de ellos, titulado "Tertulia sin mí".
¿Cómo fue la experiencia de sostener la bitácora? ¿Fue un trabajo extra o, más bien, una catarsis?
Salí ya mentalizada de que iba a ocuparme de eso. Y estaba muy receptiva a pescar todo lo que se me apareciera en el camino. Imaginaba que mucho de eso iba a estar en la novela. No siempre pasó. Así que fue parte de un grato trabajo.
La decisión de mostrar a los lectores la trastienda de su trabajo fue abrir una puerta que suele estar siempre cerrada. ¿Cómo le resultó esa exposición?
Es algo que a menudo hago en mis talleres para contrarrestar la idea de que la escritura tiene que ver con un rapto pasional, con la inspiración, con la famosa musa. Y que no se cambia. Claro que se cambia y se cambia miles de veces. Se busca y se encuentra a veces y a veces, no. Les muestro a mis alumnos parte de esas dudas, de esas búsquedas. En este caso, la novela tuvo unas cuantas idas y venidas. Algunas las elegí para el blog. No todas.
En el prólogo y en el sitio web, cuenta que el viaje no resultó como había imaginado. ¿Por qué?
El encuentro con el paisaje del Norte fue rotundo. Muy fuerte. Iba a viajar por primera vez para hacer una novela... Desde que escribí La saga de los confines, me preguntan si conozco Machu Picchu, las ruinas de México. Y no. Escribí Presagio de carnaval sin haber viajado a Bolivia. Esta vez dije: "Voy a hacer algo distinto, voy a dejar que el viaje me vaya contando la historia". Tilcara, en particular, fue muy intenso. No pude manejar lo que me generaba, las emociones y al mismo tiempo, la tristeza. Me sentí muy sola. Y eso que suelo viajar sola y hasta me gusta. Me sentí muy desvalida. Lloraba sin causa. Me parece que hay algo de paisaje geográfico y humano que es muy fuerte. Hay algo ahí de un pueblo que aparenta un sometimiento desde el lenguaje corporal, la voz baja. Y también hay una resistencia oculta. Me pareció casi un territorio en guerra, sinceramente. Los turistas, las fotos, el escándalo. Guerra de culturas.
¿Cuánto de ese impacto se filtró en la trama?
Mucho. Yo iba buscando una novela de iniciación. No era mi viaje sino el viaje de un personaje que había construido, que era una chica que va a Tilcara. Cuando la empecé a pensar era una muchachita de clase media, algo que después cambió. Aprovecho para decir que no sé cuánto hay objetivamente del lugar, aunque creo que hay mucho, y cuánto de una confluencia con un estado de ánimo personal.
"Finalmente comprendí que esta novela sólo podría ser la versión escrita de un camino impensado, de un plan fallido", confiesa Bodoc en el prólogo, "Tribulaciones y acechos de la autora". Ahí también cuenta que eligió a un anciano de Tilcara como narrador para que sea su voz la que guíe a los lectores por las desdichadas peripecias de Elisa. "Él narrará lo que yo no vi. Será, en esta historia, la mitad misteriosa." Abel Moreno, el narrador, existe. La escritora lo describe en las páginas iniciales como alguien que "sabe de antes y de luego. Sabe de aquí y de allá". Su nombre aparece en varios de los capítulos, intercalando su voz, su mirada sabia de vida, con la vulnerable inexperiencia de Elisa. "Necesitaba la voz del observador de la Puna, que es discreto para observar, no hace grandes alardes, va contando lo que ve y ayuda cuando puede. Me pareció un narrador parco, pero también poético. Es el afuera desde adentro."
La elección del género novela realista, en la que aparece la violencia de género y la trata de mujeres aunque no se nombren específicamente, sigue un camino distinto al que viene recorriendo en los últimos años. ¿Fue un recurso buscado o apareció durante el proceso?
Creo que efectivamente esta novela se aparta en muchos sentidos de lo que yo venía haciendo. No me animo a decirte que es un camino que ahora voy a continuar. Fue muy puntual. Tuvo que ver con una experiencia fuerte, recurrí a mucho de mi infancia en Santa Fe, de mi autobiografía. Creo que se aparta, que hay un desvío hacia algo más coyuntural, contundentemente realista aunque aparece alguna línea fantástica con los demonios y las serpientes.
La experiencia en Tilcara la conmovió tanto que se enfermó. Decidió abandonar el viaje y volver antes de lo previsto. Ese regreso inesperado significaba, en aquel momento, el fin del proyecto. "Volví con una decisión casi tomada de largar el libro. Tanto fue así que hablé con la editora porque la editorial había apostado por ese viaje y había pagado vuelos y hoteles. No fue la altura, el apunamiento, como suele suceder. Me afectó algo íntimo y me quise ir. Cuando muchos meses después hice la otra parte del viaje, a Santa Fe, para ver si me volvía a enamorar del proyecto, fui a Villa del Parque, la villa donde vivió mi hermano con su familia desde que él era muy jovencito y donde yo viví algunos años. Fue lo único que me ayudó a conectar de nuevo con ese proceso inconcluso."
¿Es una villa como las de Buenos Aires?
Es una villa de emergencia vieja, que tiene casas de material, otras características. Ya se empieza a parecer más a un barrio, pero no en aquel momento. Como digo en el libro, está ubicada muy cerca de la cancha de Unión, frente al parque Garay. Es una villa urbana y céntrica. Ahí me quise quedar, con esa música, con la cumbia santafesina. Y Elisa se me impuso como personaje. Ya no tenía ganas de escribir la bitácora sobre una chica de clase media que viaja a Tilcara a ver qué pasa. Quise contar la historia de la gente que se puede mover geográficamente, pero no en el estrato social. Elisa salió de la villa, de esa soledad y de esa marca, y se la llevó con ella. La replicó en Tilcara y la hubiera replicado en París. Ahí encontré el sentido de la novela.
¿Por qué decidió incluir el problema de la trata y de la explotación sexual en la trama? Es un tema que ahora está en la agenda de los medios, del que se habla y se denuncia, pero existe desde siempre. Aunque no lo nombra de manera explícita en el libro, en el sitio hay un link con información y contactos para denunciar o pedir ayuda.
Yo no tenía el tema en la cabeza como un plan. Cuando tomé la decisión de construir a Elisa, dije: Va a llevar su villa a Tilcara y allí se va a encontrar, otra vez, con el dolor y la soledad. Yo los resumo con una figura: diablos. ¿Y quiénes van a ser los diablos? Los que la van a acosar, a emborrachar, la van a querer succionar. Ahí dije: eso se llama "trata", aunque en la novela no aparezca nunca esa palabra. Supongo que se me ocurrió porque el tema está instalado. Quizá si esto me hubiera pasado veinte años atrás, la novela hubiera ido para otra parte.
Como lectora agradecí el final, que resulta más feliz de lo que suele ser en la realidad.
Ese fue un largo debate interno desde el oficio. ¿Qué hago con el verosímil? Uno tiene el prejuicio de que la buena literatura siempre termina mal. Creo que ahí encontré la justificación para meter el tracito, la pincelada fantástica. Una aguja que se pierde acá y aparece allá. También, la ternura de un pibe que primero se asusta, pero que después da un paso. Esos poquitos actos solidarios. Y, finalmente, la palabra que Elisa encuentra en los libros. Esa sumatoria de cosas me permitió, por lo menos, salvarle la vida y hasta proponerle un destino. Pero, sí, lo pensé mucho.
Incluyó, en las páginas finales, una especie de apéndice con textos escritos por Elisa. ¿La intención fue sumar otra voz?
El cuaderno de Elisa está para escuchar su propia voz. Pensé que eso tenía que ver con la recuperación del personaje. No tiene que ver con calidad literaria, pero sí con una voz propia que se empieza a construir. Ese fue el sentido de incluir ese cuaderno.
Volviendo al sitio web con la bitácora de viaje, el material está presentado como si fuera otro libro. Con el cuaderno de Elisa, es otra puerta de lectura que se abre a partir de una novela.
Hay algo de eso, sí. De hecho, el diario virtual está diseñado con el formato de libro. Hay gente que me ha dicho: "Qué lástima que no se pueden dejar comentarios o interactuar". La idea era que fuera cerrado.
Ahora que exploró el recurso del diálogo entre la novela y la cocina de la escritura, ¿lo volvería a intentar?
No creo que vuelva a utilizarlo, ni que lo extrañe ni que lo necesite. En este caso, me pareció genuino. Una cosa devenía de la otra.
¿Y cómo es su cocina cuando no se muestra?
Siempre tengo un bosquejo por escrito, no la escritura misma sino notas, apuntes, descripciones de personajes. Si se trata de épica fantástica o de relatos grandes hago una cronología. Después, la escritura misma fluye.
La música está presente en el libro no sólo por la cumbia que se escucha de fondo en varias escenas, sino por los sonidos del Norte. ¿Fueron los temas y ritmos que la acompañaron durante la escritura?
Todas esas canciones que están nombradas en la novela, por una razón u otra, las escuché y las elegí para cada personaje. Las ponía para escribir, aunque no siempre. Escuché mucha cumbia santafesina. También hay rock, temas de novelas y canciones de Edith Piaf.
El proyecto del viaje y de Elisa surge cuando todavía está completando la tetralogía de los dragones. ¿En qué anda esa saga?
Ya salieron La profecía imperfecta y El Elegido en su soledad. La película que íbamos a hacer con Ciruelo se cayó y él, que iba a ilustrar el imaginario visual, se abrió del proyecto muy amistosamente. Entonces yo, que estoy enamorada del tema, decidí olvidarme de la peli y seguir escribiendo, que la saga siga su curso. Para darle cierta lógica, cada libro va a estar ilustrado por un artista diferente: Ciruelo, la primera; Gonzalo Kenny, la segunda, y así. Estoy avanzando bastante con la tercera parte, para publicar el año que viene, y queda una más. El libro se separó totalmente de la película.
Radicada en un pueblito de San Luis, Bodoc escribe, lee, corrige, imagina mundos fantásticos lejos ya de la imponente Tilcara, donde -como escribió en la bitácora- "la maravilla y el dolor andan por esas calles como si tal cosa".
Por qué la entrevistamos
Porque con su nueva novela se anima a un cambio en estilo y temática, y experimenta en su proceso de escritura.
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Descargar:
Track 04 - Niña (00:58)
Track 05 - Cementerio (02:38)
Track 06 - Reflexiones nocturnas (02:54)
Track 08 - Krishnas (01:19)
Track 09 - Después De Los Lobos (02:16)
Ficha Técnica:
Producción General y Edición: Blanca Curia
viernes, 26 de febrero de 2016
CD 149 – Con Voz Propia: Cuentos en 1ª Persona
Estructura, desarrollo y panorama histórico del cuento
Autor Anónimo
Antecedentes
Los cuentos más antiguos aparecen en Egipto en torno al 2000 a.C. Más adelante cabe mencionar las fábulas del griego Esopo y las versiones de los escritores romanos Ovidio y Lucio Apuleyo, basadas en cuentos griegos y orientales con elementos fantásticos y transformaciones mágicas. Junto a la eternamente popular colección de relatos indios conocida como Panchatantra (siglo IV d.C.), la principal colección de cuentos orientales es sin duda Las mil y una noches. Cada noche, por espacio de 1001 días, Scheherazade se salva de morir a manos de su marido, el sultán, contándole apasionantes cuentos recogidos de diversas culturas. La influencia de esta obra fue decisiva para el desarrollo posterior del género en Europa.
Históricamente el cuento es una de las más antiguas formas de literatura popular de transmisión oral, que sigue viva, como lo demuestran las innumerables recopilaciones modernas que reúnen cuentos folclóricos, exóticos, regionales y tradicionales. El origen último de estas narraciones ha sido muy discutido, pero lo innegable es que lo esencial de muchas de ellas se encuentra en zonas geográficas muy alejadas entre sí y totalmente incomunicadas. Sus principales temas, que han sido agrupados en familias, se han transmitido por vía oral o escrita, y reelaborados incesantemente; es decir, contados de nuevo por los autores más diversos.
Desde el punto de vista histórico, el cuento proviene de las narraciones y relatos de Oriente, y aunque durante siglos ha tenido significados equívocos e imprecisos, a menudo se confunde con la fábula. Debemos considerar como cuentos numerosas manifestaciones literarias de la antigüedad, de características muy diversas, como: La Historia de Sinuhé, en la literatura egipcia, o la de Rut en el Antiguo Testamento, y más modernamente, escritos hagiográficos como las florecillas de San Francisco o La leyenda áurea. Sin ninguna duda, son cuentos algunos de los relatos de Libro del buen amor, la historia que narra Turmeda o los exiemplos del Conde Lucanor. Sin embargo, hasta el siglo XIV, con el Decamerón, de Boccaccio, cuyos relatos cortos están enmarcados por una leve trama que los unifica, no se afirma y consolida la idea de cuento en el sentido moderno de la palabra.
El Heptamerón (1588), de Margarita de Navarra, en Francia, y la Novelle, de Bandello, en Italia, corresponden aproximadamente al concepto boccaccesco del género. También Los cuentos de Canterbury, de Chaucer, escritos en la última parte del siglo XVI, colección de los relatos versificados con prosa intercalada, organizados en una trama general que consiste en que varios peregrinos de distintas clases y profesiones se comprometen a narrar historietas. En el siglo XVII, en Francia, La Fontaine titula Contes (cuentos) a unas narraciones versificadas, de cierta vinculación con la literatura folclórica. Cabe señalar que tanto en Francia como en España, casi al término del siglo XVII, la palabra cuento aún está cargada de ciertos matices folclórico-fantásticos. En el siglo siguiente, Perrault, con su colección de cuentos populares titulada Cuentos de mi madre la gansa (1697), así como los cuentos de Voltaire Cándido, Zadig, Micromegas, etc., revisten este tipo de narración con un ropaje eminentemente literario.
El romanticismo inspira un florecimiento del relato corto, sobre todo del cuento, que, como se sabe, resultó uno de los géneros favoritos de ese movimiento. Los escritores románticos darán una nueva vida al elemento maravilloso como soporte fundamental del cuento: Nodier en Francia, Hoffmann en Alemania, Poe en Estados Unidos y Bécquer en España, son nombres representativos de esta fase. Pero la aportación más significativa en este campo es la del danés Andersen, quien en 1835 publicó su libro titulado Cuentos para niños.
En la primera mitad del siglo XIX el relato costumbrista, de aldea, y el relato de vida campesina, adquieren gran interés durante la época realista, y lo cultivan con éxito, entre otros, Gottfried Séller, Gogol y Bjornson. Ya en la segunda mitad del siglo, el cuento adquiere plena vigencia y popularidad con Chejov, uno de los eximios creadores universales en esta modalidad narrativa. En Francia, Flaubert, en sus Tres cuentos, aplica al género la prosa de arte que había experimentado en sus novelas; su discípulo Maupassant fue, sin duda, uno de los grandes maestros del cuento como esbozo narrativo que condensa en pocas páginas una rápida y penetrante impresión. En España, Clarín, Valera, Pereda y Pardo Bazán son los cuentistas más destacados.
A fines del siglo XIX el cuento parece, pues, haberse desembarcado de sus significados primigenios, para ponerse en un plano semejante al de la novela, de la que viene a ser como un apunte. Se identifica el relato breve con la historia de sabor popular, como Daudet, la fantasía, con autores como Stevenson y Gutiérrez Nájera; o la poesía imaginativa de los niños, como Wilde y Lewis Carroll. En la primera mitad del siglo XX los escritores norteamericanos, al igual que en la novela, han aportado su propia versión de cuento, cuyas fórmulas de singular eficacia narrativa han fortalecido el género. Algunos de esos escritores que han incursionado en el cuento han sido: Scott Fitzgerald y Hemingway. En España, después de la guerra civil, el cuento ha conocido un nuevo florecimiento; algunos de los autores que más se han destacado son: Cela, Laforet, Aldecoa, Carredano, etc.
En Hispanoamérica, a partir del siglo XIX, el cuento ha tenido un auge extraordinario. En líneas generales, lo dicho anteriormente para la novelística contemporánea se puede también aplicar al cuento actual. Salvadas las diferencias básicas de extensión y complejidad por el lado de la novela, la narrativa cuentística sufre parecidas transformaciones en cuanto a los temas, el lenguaje y la técnica señalados para la novela. Algunos rasgos generales de la cuentística hispanoamericana, que no necesariamente deberán encontrarse en todos y cada uno de los relatos, son: diversidad de tendencias; ruptura del hilo narrativo; dislocación en los planos temporales; un personaje narrador (o narrador oculto y variable); búsqueda de un nuevo significado del habla popular, casi siempre de valor impactante y utilizado como lenguaje del narrador o de los personajes. Algunos de los narradores que se destacan en este género son: Borges, Cortázar, Onetti, Carpentier, Lezana Lima, Rulfo, García Márquez, Fuentes, Roa Bastos, entre otros.
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Producción General y Edición: Blanca Curia
miércoles, 14 de mayo de 2014
CD 106 – Abuelas y Abuelos Leecuentos de Concordia (Capítulo I)
El Grupo de Abuelas y Abuelos Leecuentos de Concordia, Entre Ríos, surge en 2009 como iniciativa de Fundación Magister con el objetivo de acercar a la ciudad un Programa Nacional que ya se venía desarrollando con éxito en varias provincias. Este Programa propone crear un puente generacional entre niños y adultos mayores a través de la literatura y tuvo su origen en la ciudad de Resistencia, Chaco, a instancias de su gestor, el escritor Mempo Giardinelli quien a su vez había traído la idea de una experiencia similar en Alemania. A partir del primer Grupo de Abuelas chaqueñas ese Programa que inauguró la Fundación Mempo Giardinelli en el 2000 se extendió luego a todo el país por un acuerdo con el Ministerio de Educación de la Nación a través de Plan Nacional de Lectura, desde donde se hizo la transferencia. Al día de hoy el Programa Abuelas Leecuentos ha recibido numerosos Premios y Distinciones nacionales e internacionales. Fundación Magister había solicitado pertenecer a esa red de abuelas lectoras y ese pedido se concretó hacia fines de 2008 gracias a la gestión de nuestras dos referentes nacionales del Programa: Natalia Porta López y Adela Rattner quien estuvo presente para el lanzamiento del Grupo de Concordia en la 2ª Feria del Libro en 2009. En un principio las abuelas se llamaron Cuentacuentos pero luego pasaron a denominarse Leecuentos ya que su tarea es la de leer, es decir, producir encuentros en los que priman la intimidad de leer juntos y el amor por los libros ofreciendo lecturas a niños en edad escolar. La tarea del cuentacuentos es otra ya que “contar” requiere entrenarse en la narración oral y sin el objeto libro presente. Si bien las abuelas leen principalmente en escuelas su labor se ha extendido a hogares de niños, hospitales, plazas, etc. Y el Grupo de Concordia no es la excepción. Más de veinte integrantes en su mayoría abuelas y dos abuelos han asumido con responsabilidad y alegría esa misión de “dar de leer” a los niños en un intercambio que incluye cuentos, poemas, adivinanzas, trabalenguas y sobre todo afecto. Las abuelas “literarias” cumplen un rol necesario en la sociedad de hoy, asediada por la falta de tiempo, de diálogo, de encuentros significativos y cubren en gran parte, o a veces totalmente, esa necesaria dosis de imaginación, esparcimiento, reflexión, novedad y alimento espiritual que en muchos casos los niños no encuentran en sus hogares, inclusive a partir de la más simple manipulación y contacto con los libros que les proveen las abuelas. Se crea así un vínculo afectivo que se fortalece con el tiempo ya que la mayoría de las abuelas destinan sus lecturas a un mismo grupo elegido y van “pasando de grado” con los alumnos. A tal punto es así, que ellas mismas crecen como lectoras en el ejercicio de seleccionar obras, autores y estrategias de lectura mientras realizan sus prácticas. La actividad de las abuelas y abuelos de Concordia se despliega en numerosas escuelas, también en un Hospital, en plazas, en geriátricos, en radios AM y FM, en librerías y sobre todo en la Feria del Libro anual que organiza la Fundación en la cual son protagonistas leyendo a las delegaciones escolares, participando de talleres de capacitación, presentando autores y ayudando en la organización. La tarea durante el año incluye también reuniones quincenales en las cuales se comparten experiencias, se trabajan textos a partir de la Biblioteca de Abuelas, se planifican actividades y se invita a nuevos integrantes a través de convocatorias en los medios. El Grupo Abuelas y Abuelos está en permanente interacción con los otros grupos de lectura de la Fundación: el Grupo de Voluntarios de Lectura (integrado por estudiantes de nivel terciario y docentes, dedicado a organizar ciclos de lectura y de capacitación) con quienes han leído en forma conjunta en ocasiones especiales como el Día del Libro, Día de los Jardines de Infantes, etc. Y también con La Poética Colectivo 111 (integrado por poetas, músicos y lectores de poesía, que realizan intervenciones urbanas con poesía) con quienes las abuelas han participado en Marchas de origamis poéticos, Tendederos poéticos y Sentadas Poéticas en el Día de la Poesía. Se produce así un intercambio generacional muy enriquecedor en el cual niños, jóvenes y adultos participan con el objetivo común de promover la lectura. Entre las abuelas y abuelos, hay algunos docentes jubilados, amas de casa, personas aún en ejercicio laboral que se recrean con esta tarea solidaria, mamás y tías leecuentos, todos en la común tarea de ofrecer su tiempo en un voluntariado que les provee más satisfacciones de las esperadas y del cual salen agradecidos y felices cada vez que leen para otros y para sí mismos. Por supuesto hay escollos que salvar, a veces la indisciplina escolar, la falta de ejercicio en la lectura y en el acto de escuchar, la dispersión o la indiferencia. Pero son esos obstáculos los que enseñan que la continuidad de una práctica es la que lleva al logro de un objetivo. Y es así que los niños más rebeldes o retraídos llegan a esperar la visita semanal de la abuela o, inclusive, a leerle ellos mismos el cuento preferido. Al finalizar el año escolar son numerosas las manifestaciones de afecto que reciben las abuelas de sus nietos del corazón: cartas, libros propios con dedicatorias, fotos, videos, fiestas sorpresa, etc. Y de esos encuentros de lectura realizados durante el año cada semana, en el aula, en la biblioteca o bajo un árbol han surgido experiencias impensadas. A partir de cuentos leídos por las abuelas y elegidos por los chicos se han realizado obras de teatro coordinadas por la docente del grado junto con las áreas de plástica, música e inclusive la participación de los padres en las que confluyen interdisciplinariamente contenidos y aportes de los niños que actúan, cantan, hacen su vestuario y la escenografía en cuestión. Tal es el caso de “Canción de amor”, de Gustavo Roldán o “El hipo del tucán”, de Silvia Schujer que se representaron en la Feria del Libro (en el segundo caso ante la presencia de la autora en primera fila) en una sala colmada y entusiasta por la novedosa propuesta. Después de la feria el grupo “salió de gira” por las escuelas para hacer nuevas funciones a pedido del público. Otra actividad que las abuelas disfrutaron fue la participación en radios. Durante una temporada fueron invitadas a realizar lecturas esporádicas en una FM y semanalmente en una AM en un ciclo titulado “El cuento de las buenas noches” los miércoles a las 22 y en la misma emisora los sábados a la tarde en un programa destinado a familias de niños con capacidades diferentes. Si bien algunas abuelas contaban con esa mínima experiencia radial y/o de grabar voces de personajes en teatro escolar, participar de esta nueva invitación conjunta de la Biblioteca Parlante de Distribución Nacional “Mirá lo que te Digo”, les deparó a la vez entusiasmo e incertidumbre. Pidieron con tiempo los textos para ensayar sus lecturas y confiaron en las pautas y consignas asignadas. Las grabaciones en los estudios de Radio UNER Concordia se desarrollaron durante dos siestas en las que prevalecieron la alegría, el compromiso, un escondido nerviosismo y un sentido de grupo admirable, con el acompañamiento y contención del operador Neri Cotto. Esta experiencia de reproducir no sólo las voces, las obras seleccionadas, los autores sino también la intención, la emoción de cada lector y con el agregado de una impecable sonorización para realzar la ambientación, contribuye ampliamente al logro de nuestros objetivos como Grupo y como Fundación: llegar a más lectores, crear nuevos lectores. Por eso el agradecimiento a todo el equipo que participó del proyecto encabezado por Oscar Bosetti, al CEPCE (Centro de Producción en Educación y Comunicación, Área Radio de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER), a Aldo Rotman, Director General de SIRUNER (Sistema Integrado de Radios de la Universidad de E. Ríos) y a Alejandro Giano, Director Radio UNER Concordia. Ser partes de esta ambiciosa Biblioteca Virtual nos enorgullece y multiplica nuestra tarea. Por último, la selección de cuentos y autores se realizó bajo un criterio que creemos absolutamente válido: la mayoría fueron los textos preferidos por los chicos y algunos por las abuelas. En una ardua selección quedaron muchos afuera pero suponemos que habrá una segunda vuelta, ya que estos cuentos están destinados a niños de los primeros ciclos de nivel primario y también hay más abuelas que quieren grabar. Participaron esta vez: Josefina Apesteguía, Jorge Buffa, María Lidia Cotorruelo, Leticia Fochesatto, Ana María Kuchinsky, Julia Ledesma, María Mazurek, Alberto Minujín, Norma Mirabella, Alicia Tamaño. El grupo sigue abierto y en crecimiento. Puede integrarlo cualquier persona, sea abuela o no, que disponga de tiempo para compartir con niños. Sólo hace falta voluntad, persistencia, vocación de servicio y amar la lectura. Los interesados pueden comunicarse a info@fundacion-magister.org.ar o acercarse a la nueva sede de nuestra Fundación: Pellegrini 481- Concordia – Entre Ríos. ¡Los esperamos!
Prof. Stella Maris Ponce
Pte. Fundación Magister
(Coordinación grupal, selección de cuentos, revisión de material grabado y comentarios de presentación)
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Descargar:
Track 01: Canción de Amor (11:08) Autor: Gustavo Roldán (del Libro Historias del Piojo, Editorial Norma) – Abuela Lectora: Leticia Fochesatto
Track 02: Amigos por el Viento (09:06) Autora: Liliana Bodoc (del Libro Amigos por el Viento, Editorial Alfaguara) – Abuela Lectora: Josefina Apesteguía
Track 03: Jacinto (07:25) Autora: Graciela Cabal (del Libro Jacinto, Editorial Sudamericana) – Abuela Lectora: María Mazurek
Track 04: El Día en que las Abuelas Perdieron la Memoria (05:00) Autor: Oscar Salas (del Libro El Día en que las Abuelas Perdieron la Memoria, Editorial Los Libros del Imaginador) – Abuela Lectora: María Lidia Cotorruelo
Track 05: El Surubí y el Mar (05:24) – Autora: Adela Basch (del Libro El Surubí y el Mar, Editorial Guadal) – Abuelo Lector: Alberto Minujín
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Ficha Técnica:
Todos los Textos fueron grabados el 26 y 27 de noviembre de 2013 en los estudios de Radio UNER Concordia FM 97.3. El Diseño Artístico estuvo a cargo de Blanca Curia y se realizó entre febrero y abril de 2014.
Es una Coproducción del Proyecto de Extensión denominado Biblioteca Parlante de Distribución Nacional “Mirá lo que te Digo” radicado en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, la Fundación Magister y el Sistema Integrado de Radios de la UNER (SIRUNER)
Todos los Textos fueron grabados el 26 y 27 de noviembre de 2013 en los estudios de Radio UNER Concordia FM 97.3. El Diseño Artístico estuvo a cargo de Blanca Curia y se realizó entre febrero y abril de 2014.
Es una Coproducción del Proyecto de Extensión denominado Biblioteca Parlante de Distribución Nacional “Mirá lo que te Digo” radicado en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, la Fundación Magister y el Sistema Integrado de Radios de la UNER (SIRUNER)
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