miércoles, 26 de marzo de 2025

CD 386 – Con Voz Propia: Guillermo Saccomanno


 “La Literatura es Política, pero sobre todo es Ideológica, Escribas lo que Escribas”

Luciano SálichePor Luciano Sáliche


Guillermo Saccomanno llegó a Villa Gesell en los primeros años de la década del noventa. Venía de la gran Ciudad, de la Capital -porteño del ‘48, barrio de Mataderos- trabajaba en publicidad como director creativo: le iba muy bien. A la par, escribía historietas y había publicado algunos pocos libros que amenazaban con alargarse en una obra. “Un buen día decidí tirar todo al carajo y venirme acá”, dice con el celular en la mejilla. Está en un auto, en la parte de atrás. Mientras habla por teléfono le indica al chofer dónde doblar, dónde estacionar, a mitad de cuadra, cuánto es, muchas gracias, gracias a usted, buen día. “¿En qué estábamos?”, retoma. A 400 kilómetros de las oficinas de Dios y con el mar a sus pies, siguió con las historietas y algunas notas periodísticas esporádicas que escribía, y empezó a dar talleres literarios. Con eso, le alcanzaba. “Me vine acá en un ejercicio de depuración”, dice. El objetivo de fondo, el fin esencial: “dedicarle más tiempo a la literatura”.


Del otro lado de la línea de tiempo, que aún continúa, que no amaina, está este libro: Mirlo: cuadernos de la amistad (Seix Barral). “Tal vez solo se pueda ser objetivo con los muertos después de un tiempo, bastante tiempo, cuando la ausencia distancia la idealiza”, comienza. En esa voz que narra y recuerda, que evoca y dialoga, pero que también reflexiona y poetiza, Saccomanno construye una suerte de diario sobre sus amigos de Gesell, como la fotógrafa Adriana Lestido, o como el escritor Juan Forn, que falleció tres años atrás. Es una búsqueda zigzagueante, dubitativa, conflictuada, que avanza y retrocede, que gira, que mira el cielo, el mar, que hace zoom, que toma distancia, pero firme en este aspecto: la amistad es el gran espejo múltiple de lo que somos: “lo que nosotros somos en los otros”, escribe. Y páginas más adelante: “Quizás esta compilación de apuntes, aun en su imperfección, compone un libro. Quizás uno sobre la soledad”.


Cuando llegó a esta ciudad balneario -dice Saccomanno ahora, ya en su casa, posiblemente con el teléfono en altavoz y recostado en un sillón mullido-, encontró “un grado de concentración mayor y más tiempo para escribir”. “Y algo que una vez me dijo un vecino: cuando tenés una traba, un bloqueo, un problema, bajás a la playa, caminás un rato contra el viento, y cuando volvés a tu casa lo tenés solucionado. Parece mentira, pero es bastante así. Es trabajar con el espacio. Y creo que hay algo que para mí es fundamental: la relación con la naturaleza y con la apertura que significa el mar. No es lo mismo estar en el bosque, que es mucho más hacia adentro, que estar frente al mar, que te representa amplitud, apertura. Y, por otro lado, acá que encontré una solidaridad que consiste en que de pronto vos necesitás algo en la farmacia, un Termofren para tu pibe, y te olvidaste la guita o no tenés, y el farmacéutico te dice: traémela mañana”.


En ese cambio de vida (“vivir de manera más espartana, más asceta, prescindir de toda la bijuterí mental que implica la ciudad”), Gesell se convierte en un “territorio de escritura”: “Entendí que la mejor manera de conocer el lugar era escribirlo. En esa época ya colaboraba para Página/12 y le propuse a Lanata una serie de contratapas durante un verano sobre la historia de Villa Gesell, que después se convirtió en un libro, El viejo Gesell, que fue muy criticado porque metí el dedo en la llaga con respecto a historias familiares; y tuvo bastante circulación”. El “pico” de esa literatura referenciada fue Cámara Gesell, “una novela oscura que cuenta el otro Gesell, el turbio, el verdadero, que puede ser leído como metáfora del país”“Y aunque suene pedante -agrega-, el sueño de todo escritor es inventar un pueblo: Winesburg, Ohio de Sherwood Anderson, Yoknapatawpha de Faulkner, Macondo de García Márquez. Yo no inventé nada, el pueblo ya estaba, pero era mi territorio”.


En Gesell suele pasar dos meses y después se va a Buenos Aires a visitar a sus hijas. Veinte días y regresa. “Este es el lugar donde me afinqué y donde hice amistades. En algún momento sentí, y creo que esto es existencial, que, a cierta edad, uno mira hacia atrás lo caminado, y se pregunta: ¿qué queda por caminar, ¿quiénes están, ¿quiénes no están? A veces es como un bowling: vos sos un muñeco, mirás a los costados y fueron cayendo todos a tu alrededor, y quedás con dos o tres muñecos más parados ahí hasta la próxima. Si yo miro a los costados, entre mis amistades se fueron muchos, y muchos importantes. En este libro quise acercarlos, sacarlos de la cosa cholula o figuretti, y mostrarlos como seres humanos, porque son mis amigos. Son también lo que se llevaron de mí, porque el que se va se lleva partes de vos: Seguís manteniendo un diálogo, y no es que yo sea espiritista, New Age ni nada por el estilo, pero de golpe te sorprendés hablando con los que se fueron”.


—Pienso en el cruce entre la literatura y la realidad, porque hay una construcción de personajes, vos reflexionás sobre este asunto. Es no ficción, pero a la vez también es ficción, ¿no?

—Hay algo híbrido en este libro. No son biografías, tampoco es un diario ni es exactamente testimonio, pero funciona por momentos como testimonio de la amistad y funciona por momentos como diario. De hecho, tiene una escritura que se aproxima al diario. Y es una ficción: los mecanismos con los que se articula son los de la ficción. En todo caso, al igual que la novela familiar, es la novela que uno se cuenta a sí mismo. Pero no es literatura del yo, que me parece de cuarta como categoría. ‘Me torcí un tobillo y escribo una novela’. No, va por otro lado la literatura. Yo la veo como una moda, una etiqueta, y si algo interesante tiene la literatura es que podés romper con las convenciones. Si no, ¿para qué escribís? Dedícate a otra cosa. O por lo menos intentalo. En todo caso en este libro hay algo de lo confesional, del diario, del relato del pasado, memoria. Todo esto me lo planteo en el libro. Y hay una operación con la memoria, pero que busca escaparle a la melancolía llorona y quitarle el cuerpo a la autocompasión.


—Hablabas de la solidaridad, y podría decirse que estamos en tiempos esquivos en ese aspecto: tiempos de individualidad, de autosuperación, de exhibicionismo, de autosuficiencia. Me pregunto cómo se conjuga esta novela con la época.

—Hay varias cosas. Raymond Carver, a quien descubrí hace un tiempo, un maestro, tiene algunos textos íntimos como La vida de mi padre, que para mí es un modelo. Y, por otro lado, también Carver tiene un artículo en el que habla de Santa Teresa y dice que hay que volver a la palabra ternura, que hoy está desacreditada. Como si hablar de amor fuera patrimonio de las revistas femeninas con consejos New Age o no entra dentro de lo cotidiano. En esta crisis de representación que vivimos, las palabras han perdido significación; la ternura también. ¿Por qué no hablar de amor y del amor viril? ¿Qué tiene de malo? ¿Por qué buscar un encasillamiento? La amistad entre amigos, ¿cómo se denomina? ¿No es amor lo que se plantea entre los amigos? ¿En una amistad no fluye un sentimiento que llaman solidaridad, también fraternalismo? Y, además, con las amistades se va constituyendo algo del orden de la cofradía, y me parece que eso está en el libro. Eso de los tres o cuatro que se juntan a contar historias en el hotel, la relación que se va estableciendo entre los personajes y la ficcionalización de sus vidas. Al contar sus vidas, por más que algunas historias están muy pegadas a la realidad, a lo sucedido, como la de Ricky, Patri y el cáncer, al contarlas tuve que ficcionalizar. Estoy pensando, no sé por qué, en un autor que a Juan y a mí nos gustaba mucho en sus comienzos: Carrère. En De vidas ajenas trabaja con material autobiográfico. De alguna manera también lo hace Sebald John Berger. A mí me cuesta definir este libro, porque no es que me senté y me propuse escribir una novela, fue escribiéndose. Y además estoy convencido que el libro me fue escribiendo a mí. Aunque puede ser una experiencia engañosa, me fue ordenando el pasado y el por qué estoy aquí, qué hago aquí y quién soy. O en todo caso, la pregunta central: ¿quién es yo?


—No es una experiencia recurrente la de sentarse a leer y no entender bien qué es eso que estás leyendo. Incluso con películas o series. En general, uno entra avisado. Con este libro no: uno avanza y no sabe bien qué es. Permanece el desconcierto, la incertidumbre. ¿Creés que es un valor?

—Sí, porque está todo etiquetado, clasificado. De golpe entrás en la categoría novela literaria, ¿cómo, las otras novelas no lo son? ¿Las novelas románticas no lo son? Yo me siento sorprendido con lo que está pasando con mi literatura. Planeta lanzó la biblioteca Saccomano. ¿Esto querrá decir que yo tengo un estilo? No lo sé. Por otro lado, entrás en una librería de cadena, de shopping, una Cúspide o Yenny. En la primera mesa están los bestsellers y literatura japonesa, que se vende mucho en determinadas librerías libros de autores japoneses. Después vienen la literatura femenina, categoría en la que no creo. Tampoco en literatura trans. Está la literatura buena y la literatura mala y todo el mundo sabe lo que esto quiere decir. Y después viene autoayuda y después viene política y está todo separadito las etiquetas. ¿Un escritor tiene que pensar en dónde se va a encuadrar? Pensar hacia donde te vas a encuadrar es pensar a quién le querés vender tu libro. Implica pensar ya en el dinero, en la venta.


En la biblioteca de Saccomano no hay libros suyos. Esta mañana, cuando quiso llevarle un ejemplar de Mirlo a una amiga, se dio cuenta que no tenía. Entonces pasó por Alfonsina, la librería de Pepe Roza, y compró uno. “No tengo libros míos por la siguiente razón: si lo revisás puede ser que pienses ‘antes me salía mejor’ o ‘¿cómo pude escribir esta barrabasada?’ No es saludable tener libros propios en la biblioteca”, y ríe. Pero cuando escucha una alusión al discurso que pronunció en la inauguración de la Feria del Libro 2022, lanza un bostezo forzado y dice: “¿Otra vez sopa?” Evita el recuerdo repetitivo del intenso debate entre editores y autores sobre la permanente tensión entre literatura y mercado. Evita también lo panfletario, pero nunca lo político: ciertos aspectos de su materialismo se han colado en esta conversación, pero ahora, ya en el final, agarra la escopeta, abre la puerta de una patada y sale a cazar a la última liebre despolitizada del monte de los lectores.


—La literatura es política, pero más que nada es ideológica frente a la realidad, escribas lo que escribas: ciencia ficción, poesía, fantástico, policial, realismo. La ideología entra por todos lados: la referencialidad con la realidad está y no está. Viñas decía que hay que fechar los textos. Me lo dijo así: ‘Hay que fechar los textos, hermanito’. ¿Qué quiere decir? Que cuando vos leés un texto de hace algunos años y querés tener una lectura más plena, podés indagar qué estaba pasando en ese momento. Y cuando vos leés autores como Liliana Heker, Marta Lynch, Beatriz Guido, David Viñas, Dalmiro Sáenz, Abelardo Castillo, toda esa generación, tenés que fijarte lo que estaba pasando alrededor: estaba presente la izquierda, era fuerte, estaba la experiencia del Che Guevara, de Cuba, se discutía el compromiso, y esa literatura era en cierto modo una literatura de denuncia, no siempre explícita, porque la buena literatura no es bajada de línea, pero estaba cruzada por la realidad.

(Fuente: https://www.infobae.com/cultura/2024/06/29/guillermo-saccomanno-la-literatura-es-politica-pero-sobre-todo-es-ideologica-escribas-lo-que-escribas/)



Descargar:

Track 01: Discurso de Guillermo Saccomanno en la Apertura de la Feria del Libro “Del Autor al Lector”, Buenos Aires, 2022 (26:19)

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=kEfHJsWG1WM

 

Track 02: “Obra en Construcción”: Guillermo Saccomanno – Parte 1 (10:05)

Ficha Técnica:

“Obra en Construcción”. Los escritores cuentan los secretos de su trabajo. Guillermo Saccomanno. Buenos Aires, noviembre 2004. Primera parte. Idea y Dirección: Alejandra Correa y Karina Wroblewski. Audiovideoteca de Escritores. Dirección: Karina Wroblewski / Producción general: Silvia Vegierski / Masterización: Vito Rivelli. www.audiovideotecaba.com

audiovideotecaba@gmail.com

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=rl4Elq_7hlc

 

Track 03: “Obra en Construcción”: Guillermo Saccomanno – Parte 2 (09:47)

Ficha Técnica:

“Obra en Construcción”. Los escritores cuentan los secretos de su trabajo. Guillermo Saccomanno. Buenos Aires, noviembre 2004. Primera parte. Idea y Dirección: Alejandra Correa y Karina Wroblewski. Audiovideoteca de Escritores. Dirección: Karina Wroblewski / Producción general: Silvia Vegierski / Masterización: Vito Rivelli. www.audiovideotecaba.com

audiovideotecaba@gmail.com

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=n8gCAADkgBM

 

Track 04: “El Reverdecer de la Literatura”: Guillermo Saccomanno - #EstuveAhí, ANCCOM Noticias (27:34)

El escritor Guillermo Saccomanno habla sobre el impacto de la violencia política en la literatura argentina. ¿Por qué dice que no hay nada afuera de la cultura de la plusvalía? ¿Los libros describen la realidad o la interpretan? ¿Qué leen los políticos nacionales?

Ficha Técnica:

Entrevista: Federico Chiaparrone. ANCCOM Equipo Audiovisual: Eduardo Morales - Jairo García - Noelia Pirsic. Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere. Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire. Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández. CEPIA Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola. Autoridades Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires: Larisa Kevjal - Directora. Dolores Guichandut - Secretaria Académica. Sebastián Ackerman - Coordinador Técnico. Yamila Campo - Coordinadora Centro de Prácticas. Equipo de trabajo: Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=TJrQEpPoc7g&t=3s

 

Track 05: Guillermo Saccomanno, Premio Alfaguara de Novela 2025 (49:50)

Registro del Premio Alfaguara de Novela 2025 tomado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Jueves, 23 de enero, hora: 16.00.

http://premioalfaguara.com/

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=K8a91NzS9M0&t=1s

 

Track 06: "Ni una nube" de Guillermo Saccomanno - por Quique Pesoa (18:05)

Esta es la historia de un hombre y una mujer, los dos viejos ...

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=qcSuQ8qhJdU


miércoles, 12 de marzo de 2025

CD 385 – Con Voz Propia: Relatos en Primera Persona (I) Narraciones a la Carta

 

Dal Masetto y la Literatura como Oficio: 

Cada Libro como un Nuevo Territorio a Conquistar

                                                                                                     Por Mariano Pacheco 

para “La luna con gatillo”


Un hombre se encuentra caminando solo, por el bosque y la playa, mientras conversa con su amigo muerto. La escena, repetida por días, se transforma en punto de partida de este relato que Guillermo Saccomanno le dedica a Antonio Dal Masetto, el “pequeño Giotto”, a quien reconoce como su maestro: “hablo de tu influencia, ese ejercicio pudoroso de lo pedagógico en la amistad que puede haber entre un maestro y su discípulo”.

 

Saccomanno habla de su amigo-maestro recientemente fallecido y, en esa conversación-monólogo reconstruye su vida –la de Antonio-, pero también la suya, y ciertos trayectos compartidos.

 

Debe haber sido a mediados de los 80. Te veía a veces en una fonda del Bajo. Una noche me animé a acercarme a tu mesa, te acerqué un ejemplar de mi primera novela… Parabas en esa zona, el Bajo. Los bares donde se juntaban marginales, yiros, artistas, viejos melancólicos”.

 


Por prepotencia de trabajo


Por Saccomanno nos enteramos de la infancia de Dal Masetto, una coyuntura en donde en Italia mandan los fascistas y reina la guerra. Un padre obrero que desafía el toque de queda para no dormir en la fábrica y poder retornar a su casa. El autor de “Antonio” logra captar toda la sensibilidad del mundo que rodea a Giotto, lejos de cualquier pretensión de heroicidad. Así leemos: “Vuelve esquivando los tiros. No le importan. Cualquiera puede pensarse que es un valiente, uno que se arriesga por la resistencia. Pero no. Es un montañés tozudo. Su única razón es que quiere dormir en su cama”.

 

También nos enteramos por Saccomanno que primero el padre y un tío de Antonio vinieron para este continente a trabajar en una carnicería, y más tarde él, con su madre y una hermana. Que Giotto trocó los zapatos por las alpargatas; que comenzó a trabajar en el reparto del negocio familiar; que hacerse entender en un nuevo idioma fue uno de los mayores desafíos. Y del comienzo de todo el mundo que rodea al Dal Masetto escritor también nos enteramos: “a veces, de noche, en la llanura, en esa casa baja, una luz permanece encendida. Sos ese pibe que lee hasta que el gallo cante”.

 

El pibe se hace adolescente y migra a la gran ciudad. Tiene 17 años, llega en micro al barrio porteño de Once con unos pocos pesos, se instala en una pensión y comienza a trabajar en una tienda (enrolla las telas que despliegan las clientas). “Desde entonces trabajaste sin parar. De cualquier cosa. Lo que vos querías era pintar, pero dónde ibas a guardar un caballete, los cuadernos, las paletas, los pomos, los pinceles. Ser pintor era caro. Entonces agarraste un cuadernito y empezaste a escribir”.

 


La escritura como oficio


Cuando las dictaduras golpearon sobre el cuerpo social, y por ende también sobre el ambiente literario, Antonio irrumpió la escritura (con excepción de palabras sueltas escritas en papelitos que, guardados en una caja, años más tarde se constituyeron en la materia prima con la que construirá una nueva novela) y volvió al trabajo manual: pintar paredes, por ejemplo.

 

En el medio, la escritura entendida como oficio, lejos de cualquier idea romántica de inspiración.

 

Escribir una novela, escribir para un diario o una revista, lo mismo da. Lo importante es captar la singularidad del acontecimiento escritura, las potencialidades que se despliegan en el movimiento de las manos sobre un cuaderno o una máquina de escribir.

 

Dal Masetto participó de “Eco Contemporáneo”, junto con Miguel Grinberg y Jorge Di Paola, revista que contó con el apoyo –entre otros- de Julio Cortázar. También –de la mano de Miguel Briante– trabajó en “Confirmando”, donde trabó amistad con Osvaldo Soriano. Años más tarde publicó columnas en el diario “Tiempo argentino”“Empezando el 2000, dejás de escribir contratapas. Vas al diario, anunciás tu retirada. Tus textos de los martes ya son un clásico, se recopilaron en libros. No puedo seguir. Son más de diez años. Uno debe darse cuenta cuando se repite. Entonces hay que parar”.

 

La fidelidad a la escritura, la incomodidad, no pensar en el qué pensarán antes de comenzar a exteriorizar lo que se siente, lo que se piensa, lo que se imagina.

 

Una novela centrada en un pueblo que se parece demasiado a Salto, donde se crió Dal Masetto. Un texto que no deja bien parados ni a los poderosos ni a sus vasallos del lugar. “Un fresco de pago chico”, escribe Saccomanno. Y agrega: “pero el pueblo olvida pronto su indignación al enterarse que la novela será película. El cine llega al pueblo. Llegan los técnicos, los actores. Y los periodistas. Por unos minutos de fama todos olvidan la denuncia de sus agachadas y complicidades. Ahora sos una estrella”.

 


Una escuela literaria


Este libro habla de Antonio, sí, pero no sólo de él, sino también de su autor, del vínculo entre ambos, y de ese pliegue profundo que los unió: la literatura. El texto funciona, así como una máquina de lectura y de crítica en el testimonio vivo de cómo un escritor se hace, con todo lo tormentoso que eso puede llegar a ser: “cuando decidí ser escritor sabía que no tenía por delante una vida fácil, decías. Me esperaban dificultades, penurias, el riesgo del hambre. No me importaba. Era joven. Estaba dispuesto a todo, pero nada me importaba, nada iba a detenerme”.

 

“Los libros sirven para romper la soledad”, escribe, en alguna otra parte, el autor de “El pibe”, quien afirma que es en el insomnio en donde suele encontrar “la palabra perdida, la frase fugitiva”, más allá de que recuerda que su amigo Antonio cultivaba una idea de la escritura como oficio, tal como ya hemos remarcado.

 

El libro, entonces, como construcción oficiosa, pero también, como esa otra tierra en donde los escritores (siempre extranjeros) podemos reconocernos (“escribir es averiguar, me decís. Te parafraseo: cada libro es un territorio para conquistar”. El autor de “La lengua del malón” da un paso más, y define el estilo de Dal Masetto como “literatura de la experiencia”“Hay que observar a la naturaleza, me decías. Siempre enseñaba algo que uno por lo general ignora. Y que no tiene por qué saber. El secreto es que el lector se dé cuenta de eso sin que uno lo señale, me decís”.

 

Y más adelante agrega: “de hecho, la literatura que nos gusta se suele nutrir de la realidad así se trate de una novela de aventuras”. La literatura como aventura, entonces, y como conquista. Y como juego (un gran tablero sobre la mesa), en donde el escritor juega a ese juego que es escribir para encontrarse. “Quiere expresar otra cosa. No le convence decir lo que ya dijo. Aunque consiga decirlo bello y sublime, no le alcanza. Como el jugador, necesita seguir apostando”.

 

Aunque también, tal como aparece narrado en Antonio, la literatura puede ser “vicio absurdo”, una práctica que -se asume- puede que no pueda nada, o al menos que pueda hacer muy poco contra la injusticia, en un mundo en el que crece cada día la tendencia del “limitado valor de lo que hacemos”, pero que –sin embargo- se emprende igual, con obstinación.

 

“Entonces me pregunto en qué consiste la necesidad de escribir, este impulso”, escribe Saccomanno. Y como en una suerte de homenaje al maestro, y a sí mismo, y todos los que escribimos, remata: “no digo que la escritura sane, pero apuesto a que predispone la resistencia”.

(Fuente: https://latinta.com.ar/2017/12/05/dal-masetto-la-literatura-oficio-libro-nuevo-territorio-conquistar/)


 

Descargar:

Track 01: Aurora Venturini - ¿Por Qué Empecé a Escribir? (05:25)

Aurora Venturini. Fragmento de la entrevista realizada para el archivo de la Audiovideoteca de Escritores (2012).

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=_qc2dRCsB10&t=6s

 

Track 02: Antonio Dal Masetto lee a Antonio Dal Masetto - “Imitación de la Fábula” (05:48)

Antonio Dal Masetto lee un fragmento de “Imitación de la Fábula”. Segmento de la entrevista realizada por la Audiovideoteca de Escritores el 10 de noviembre de 2014 en el barrio de Recoleta, Buenos Aires.

Link para acceder al vídeo:

https://www.dailymotion.com/video/x9ebamy

 

Track 03: María Inés Krimer - “Me Siento una Buscadora de las Palabras” (06:18)

María Inés Krimer. Fragmento de la entrevista realizada para el archivo de la Audiovideoteca de Escritores (2015).

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=TkNcGoZS5fk

 

Track 04: Olga Orozco lee a Olga Orozco (02:57)

Olga Orozco lee el poema "Canto XVI", del libro “Cantos a Berenice”, en el ICI Buenos Aires, el 18 de junio de 1991.

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=rW6APSEyWlU

 

Track 05: Carlos Gamerro lee a Carlos Gamerro - "Borges o Perón" (05:28)

Carlos Gamerro lee "Borges o Perón", de su libro "Facundo o Martín Fierro". Registro realizado por la Audiovideoteca de Escritores el miércoles 15 de julio de 2015 en el auditorio del MALBA. Palermo, Buenos Aires.

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=6XhA_JTisag

 

Track 06: Silvia Hopenhayn – “La Maga, la Amante y la Hermana” (05:48)

“La Maga, la Amante y la Hermana: Tres mujeres en el universo de Cortázar”. Fragmento de la actividad que formó parte del ciclo "Cortázar, en líneas". Silvia Hopenhayn, Escritora, crítica literaria y periodista cultural. Alianza Francesa, Buenos Aires, 26 de agosto de 2014.

Link para acceder al vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=rvo0xGkMUoo

 



Ficha Técnica:


Audiovideoteca de Escritores. Primer Archivo Audiovisual sobre Literatura Argentina. Archivo + Comunicación. Producción, difusión y preservación de archivos de audio y audiovisuales. Memoria Audiovisual de la Literatura Argentina. Desde el presente hacia el pasado pensando el futuro. www.audiovideotecaba.com

Dirección: Karina Wroblewski. Producción General: Silvia Vegierski. Fotografía y masterización: Vito Rivelli. Realización audiovisual: Carla Sanguineti. Diseño gráfico: Willy Weiss. Edición: Victoria Lastiri. Música Original: Carli Arístide