lunes, 14 de julio de 2014

CD 110 - Con Voz Propia: Gabriela Mistral


Pablo Neruda y Gabriela Mistral


Se conocieron en Temuco en 1920. Él se llamaba Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, era un alumno de 16 años y se aprontaba a rebautizarse como Pablo Neruda. Ella ya era una poetisa reconocida, tenía 31 y se convertiría en la "señorita directora". Ninguno de los dos sabía entonces que se reencontrarían en Madrid.

El encuentro de esos años fue recordado por Pablo Neruda como sigue:

“Por ese tiempo llegó a Temuco una señora alta, con vestidos muy largos y zapatos de taco bajo. Iba vestida de color arena. Era la Directora del Liceo. Venía de nuestra ciudad austral, de las nieves de Magallanes. Se llamaba Gabriela Mistral.

La vi muy pocas veces porque yo temía el contacto de los extraños a mi mundo. Además no hablaba, era enlutado, afilado y mudo.

Gabriela tenía una sonrisa ancha y blanca en su rostro moreno por la sangre y la intemperie. Reconocí su cara. Era la misma del palanquero Monge, sólo le faltaban las cicatrices.

Era la misma sonrisa entre pícara y fraternal y los ojos que se fruncían, picados por la nieve o la luz de la pampa.

No me extrañó cuando entre sus ropas sacerdotales sacaba libros que me entregaba y que fui devorando.

Ella me hizo leer los primeros grandes nombres de la literatura rusa que tanta influencia tuvieron sobre mí.”

(Este texto escrito en 1954, fue leído por Neruda en el Salón de Honor de la Universidad de Chile en ocasión del homenaje a sus cincuenta años de edad)


Mistral dijo de él: “Me hubiera muerto cerrándole la puerta de mi casa al amigo, al gran poeta y, por último, a un chileno perseguido y a quien en sus primeros pasos influí con lecturas que le seleccioné y que afirmaron su recio espíritu.”

Respecto a Pablo Neruda, Mistral escribiría casi al final de sus días: "Una vez me prohibieron desde allá (Chile), y por orden de González Videla, recibir en el consulado a Neruda. Qué poco me conocen. Me hubiera muerto cerrándole la puerta de mi casa al amigo, al gran poeta y, por último, a un chileno perseguido y a quien en sus primeros pasos influí con lecturas que le seleccioné y que afirmaron su recio espíritu.

Yo fui perseguida. Y cómo. También fui echada de revistas y diarios. Y lo serán muchos escritores que gritan las verdades. ¿Anonadarse o callar? ¡Semimuerte! Allá se persigue o se les hace sombra a los escritores mientras están vivos y son valientes. O se atreven a declarar sus ideas y sus anhelos".

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Track 07: Miedo (01:30)


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