miércoles, 13 de agosto de 2014

CD 112 – Con Voz Propia: Julio Cortázar


Variaciones del “juego profundo”:

Torito y Segundos afuera

Ana María Risco

Revista Borradores – Vol VIII-IX. 2008

Universidad Nacional de Río Cuarto

“Torito” simula la voz del boxeador Justo Suárez, quien relata, a modo de flashes autobiográficos, los distintos momentos de éxito y de fracaso durante su carrera. El juego agonal está implícito en la trama, pues todos los recuerdos de Torito son del ámbito del boxeo y su mundo. Están presentes las relaciones entre boxeo y cuestiones raciales, boxeo y cuestiones de género (como deporte exclusivamente masculino que reafirma el modelo de hombre rudo), boxeo y cultura popular (boxeo y tango).

El boxeo es el ámbito favorable para la acentuación de prejuicios y estereotipos raciales y étnicos. Torito se refiere a sus rivales por medio de las clásicas diferencias raciales:

El patrón siempre me llamaba pibe. Dale áperca, pibe. Cuando pelié con el negro en Nueva York el patrón andaba preocupado. Yo lo juné en el hotel antes de salir. “Lo fajás en seis rounds, pibe”, pero fumaba como loco. El negro, como se llamaba el negrito, Flores o algo así. Duro de pelar, che. Un estilo lindo, me sacaba distancia vuelta a vuelta.  

Áperca,  pibe, metele áperca. Tenía razón el trompa. Al tercero se me vino abajo como un trapo. Amarillo, el negro. Flores, creo, algo así. Mirá como uno se ensarta, al principio me pareció que el rubio iba a ser más fácil. Lo que es la confianza, ñato. Me barajó de una piña que te la debo. Me agarró en frío el maula. Pobre patrón, no quería creer. Con qué bronca me levanté. Ni sentía las piernas, me lo quería comer ahí nomás. Mala suerte, pibe. Todo el mundo cobra al final. La noche del Tani, te acordás, pobre Tani, qué biaba. Se veía que el Tani estaba de vuelta. Guapo el indio, me sacudía con todo, dale que va, arriba, abajo. No me hacía nada, pobre Tani. Y eso que cuando lo fui a saludar al rincón me dolía bastante la cara, al fin y al cabo me arrimó una buena leñada. (…) Pobre Tani, vos sabés que me miró, yo le puse el guante en la cabeza y me reía de contento, no me quería reir, te imaginás que no era de él, pobre pibe. Me miró apenas, pero me hizo no sé qué. Todos me agarraban, pibe lindo, pibe macho, ah criollo, y el Tani quieto entre los de él, más chatos que cinco e’queso.

En el cuento de Cortázar, el tango aparece como expresión de la cultura popular y de su ideología. Las letras de tango recogen la mentalidad y el sentimiento popular, de modo que el hecho de que a Torito su gente le dedicara un tango, es símbolo de reconocimiento social:

Parece mentira, ñato. Bueno, te oís unos tanguitos y las transmisiones de los teatros.  ¿Te gusta Canaro a vos? A mí Fresedo, che, y Pedro Maffia. Si los habré visto en el ringside, me iban a ver todas las veces. Podés pensar en eso, y se te acortan las horas.

Al final lo fajé feo, me dejó un claro y le entré con unas ganas… Muñeco al suelo, pibe. Muñeco al suelo fastrás… Vos sabés que me habían hecho un tango y todo. Todavía me acuerdo un cacho, de Mataderos  al centro y del centro a Nueva York… Me lo cantaban en todos lados, en los asados, por la radio… Era lindo oírse en la radio, che, la vieja me escuchaba todas las peleas. (…)

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