La Persistencia de la Memoria
Por Marcelo Gardinetti
Salvador Dalí es uno de los artistas más influyentes del siglo XX, reconocido tanto por su estilo surrealista como por su excéntrica personalidad, que dejaron una marca indeleble en el arte. Nacido el 11 de mayo de 1904 en Figueres, Cataluña, Dalí se convirtió en un ícono del surrealismo, movimiento que buscaba explorar el subconsciente y liberar la imaginación. A lo largo de su vida, creó obras que desafiaron la realidad y cuestionaron los límites de la creatividad humana.
La vida de Dalí estuvo llena de eventos y experiencias que moldearon su arte. Desde una edad temprana, su talento fue evidente, lo que llevó a sus padres a enviarlo a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde perfeccionó las técnicas clásicas de pintura. Tras completar sus estudios, se unió al movimiento surrealista en París, donde entabló relaciones con artistas como André Breton y Pablo Picasso.
Durante este período, Dalí desarrolló su estilo único, caracterizado por imágenes oníricas y un rico simbolismo. Obras icónicas como «La persistencia de la memoria» y «La tentación de San Antonio» son ejemplos destacados de su genio artístico.
La grandeza artística de Dalí radica en su habilidad para desafiar las convenciones y adentrarse en lo desconocido. Su enfoque le permitió crear imágenes que desafiaban la lógica y la realidad, transportando al espectador a un mundo de sueños y fantasías. Al combinar elementos inverosímiles en sus pinturas, logró composiciones visuales impactantes y provocativas. Además de su imaginación desbordante, Dalí era extremadamente meticuloso en los detalles, cuidando cada trazo y sombra. Esta atención al detalle le permitió crear imágenes hiperrealistas que parecían cobrar vida en la tela. Su destreza técnica, unida a su creatividad sin límites, le otorgaron un estatus único en el mundo del arte.
La persistencia de la memoria
«La persistencia de la memoria», de Salvador Dalí, presenta una escena onírica y desconcertante que desafía las leyes de la física y la lógica. Los objetos en la composición establecen diálogos simbólicos y sugerentes. La pintura muestra un paisaje desértico bajo un cielo nublado, donde, en primer plano, relojes derretidos y deformados se integran en el paisaje.
Estos relojes, colgando de ramas de árboles o deslizándose sobre superficies deformadas, simbolizan la fluidez del tiempo y la relatividad de la realidad, sugiriendo que el tiempo es flexible y subjetivo. El reloj de bolsillo en el centro de la obra, doblado y distorsionado intensifica esta sensación de distorsión temporal. El paisaje desértico contrasta fuertemente con la extraña presencia de los relojes, generando una atmósfera inquietante y surrealista.
Elementos del paisaje, como los árboles retorcidos y las estructuras en el fondo, parecen derretirse y fluir, contribuyendo a la sensación de un mundo en constante transformación. Estas formas orgánicas, junto con los relojes blandos, evocan los sueños del subconsciente. El excepcional dominio técnico de Dalí respalda su capacidad para crear universos visuales únicos, fruto de su desbordante imaginación.
Dalí desarrolló un repertorio único de símbolos y motivos personales que se repiten a lo largo de su obra. Hormigas, elefantes con patas de araña y otras imágenes creadas por él conforman una iconografía distintiva y singular. Los relojes flácidos, colgando de ramas o reposando sobre rocas, se han convertido en un emblema del surrealismo.
En «La persistencia de la memoria», Dalí expresa visualmente conceptos abstractos como el tiempo y la realidad de manera evocadora. Su enfoque provocador y su habilidad para plasmar mundos oníricos expandieron las posibilidades creativas de la pintura. A través de su obra, Dalí construyó un mundo en el que los objetos cotidianos adquieren una cualidad extraña y perturbadora, invitando al espectador a explorar lo irracional, lo subconsciente y lo onírico.
(Fuente: https://marcelogardinetti.wordpress.com/2023/08/11/salvador-dali-la-persistencia-de-la-memoria/)
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Track 01: Entrevista a Salvador Dalí en “A Fondo” (27/11/1977) (01:00:25)
Ficha Técnica:
El punto de partida de este programa es la edición de uno de sus libros: "Carta abierta a Salvador Dalí" (1977). La de escritor, es su faceta menos conocida: «Mi padre decía que era mucho mejor escribiendo que pintando, y seguramente es verdad... los pintores somos muy burros... en cambio los escritores son mucho más inteligentes, y si yo fuera menos inteligente, indiscutiblemente pintaría mucho mejor». Desde sus años en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en donde conoció a Federico García Lorca «la más grande amistad que he tenido», sus relaciones con escritores y la escritura fueron constantes: «Hace cuarenta años que estoy escribiendo para saber quién soy y aún no lo he logrado». Joaquín Soler Serrano consigue que Dalí abandone durante una hora su personaje más superficial e histriónico, y así evidencia su excepcional dominio del lenguaje, siempre acompañado de un extraordinario sentido del humor: «Si hubiera dos mil Picassos, treinta Dalís, cincuenta Einsteins, el mundo sería prácticamente inhabitable, pero que nadie se espante, no los hay».
En el 2001 Gonzalo Herralde realizó varias presentaciones con Joaquín Soler Serrano de programas de “A Fondo”, en la que sería su última aparición profesional antes las cámaras. En este caso se trata del “A Fondo” con Salvador Dalí de 1977. La producción se hizo gracias a la colaboración con RTVE para los Canales Temáticos Internacionales, que dirigía Javier Martín Domínguez.
Link para acceder al vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=B9Rn7pz2TGE
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